En los últimos días hemos leído en varios matutinos que ofician de voceros del poder económico, distintas notas de opinión acerca de esta consigna que se hizo carne en la militancia nacional popular.
Creen descubrir en ella un carácter jacobino y absolutista, una amenaza.
Como la frase es nuestra, es justo que seamos nosotros quienes la expliquemos y no dejarles a los profetas del odio la imposible tarea de ser exegetas de los pueblos.
Y si de exegesis se trata, tendremos método. En primer lugar, preguntémonos cual es el sujeto de la frase, quien la emite.
El Sujeto popular
Y ese sujeto popular además es el sujeto de una acción, es un pueblo que se pone en marcha, que se hace protagonista, que “va” unido y organizado por la historia.
Otra pregunta que podemos abordar en nuestra “exegesis” es preguntarnos, al estilo de Focault, sobre el origen de esta consigna.
“Genealogía” del vamos por todo
Néstor Kirchner se destacó por su contacto directo y permanente con el pueblo. En cada acto cientos de personas se le tiraban encima y le pedían, la más de las veces, por cuestiones colectivas.
Ese estilo lo continúa y profundiza Cristina. Con cada beso, cada abrazo surge también alguna sugerencia, algún pedido, algún mandato.
“Vamos por la independencia del FMI, vamos por las paritarias, vamos por la justicia que nos negó la impunidad, vamos por la obra que necesita mi pueblo, vamos por el Fútbol para todos, vamos por Aerolíneas, vamos por una jubilación digna, vamos por la vivienda, vamos por la Patria Grande, vamos por la renovación de la política, vamos la asignación para todos los pibes, vamos por un presupuesto de educación del 6% del PBI, vamos por la Ley de Medios, vamos por YPF”.
Néstor y Cristina sabían que cada uno de sus avances, solamente abría el camino a la siguiente demanda. Que nuestro pueblo, como todos, nunca se conforman y en cada conquista aparece el germen de un nuevo objetivo.
Argentina era un páramo en el 2002. Saqueada y devastada por el neoliberalismo. No alcanzaba con maquillaje o medias tintas. La única respuesta a las millones de vidas rotas era el compromiso inquebrantable de ir a fondo. En el 2009 Néstor supo que la derrota no tenía otra explicación que la falta de profundización. Los gobiernos populares no son derrotados por los méritos de las minorías, sino por sus propios errores. Y desde entonces Cristina lleva adelante una profundización que solo puede “ir por todo”.
Para terminar nuestro análisis, podemos preguntarnos acerca de lo que encierra el “todo”. Cuáles son los objetivos de ese sujeto pueblo.
Ir por todo es construir la Patria que soñamos
Vamos por Todo porque no hay descanso mientras exista un solo pobre en la Argentina. Vamos por Todo porque los procesos populares son como una bicicleta que solamente se sostienen en la medida en que avancen.
Vamos por todo porque todavía son muchas las demandas populares que tienen que ser abordadas para que valga la pena tanto sacrificio y tanto esfuerzo.
Los profetas del odio no pueden sentir como los pueblos. No pueden entender el sentido de esa consigna que anida en el corazón de la militancia.
Ellos ven una amenaza, una desmesura. Es natural que los dueños de todo se incomoden cuando los pueblos van por lo que es suyo.
Este proceso no se puede detener, porque como el agua si se estanca se pudre.
Seguramente hay dentro de esta gran movimiento nacional quienes piensen que se hizo suficiente y que se terminó el tiempo de confrontar con los poderes concentrados.
Seguramente dirán estar de acuerdo con todo lo realizado, pero que ya no hace falta hablar de redistribución de la riqueza, ni de democratización, ni de conquistar derechos. Todo eso estuvo muy bien pero hay que dar vuelta una página, dirán. Los pueblos saben que si no se avanza se retrocede y que aún hay un trecho grande entre lo alcanzado y la Patria que soñamos.
Construir la Patria que soñamos es profundizar las grandes líneas que lleva adelante este gobierno, las mismas que signaron las luchas populares en el último siglo. La Justicia Social solo se consigne confrontando con los explotadores y privilegiados, la Independencia Económica poniendo límites a los grupos económicos, la Soberanía Política reforzando la unidad de Nuestra América y rechazando la tutela de los países centrales, la Democratización distribuyendo la palabra y las decisiones.
Para eso hay que desmontar todavía el “estatuto legal del coloniaje” montado en el ciclo neoliberal mediante leyes, instituciones y corporaciones que van a resistir como un árbol podrido que pese a estar muerto se resiste a sucumbir.
Por nuestra historia, por nuestros mártires, por la memoria de Néstor y por la vida de millones de argentinos que aún no ven reconocida su dignidad, nosotros vamos por todo.